Álvaro Díaz: “Para que los lectores te hagan acreedor del título de escritor, hace falta dejar huella.”
El Legado del Sofer es una novela original catalogada como ‘anti-thriller’ que apela a la inteligencia del lector sin subestimarlo. Actualmente el autor uruguayo, afincado en México, está centrado en una nueva novela.
-
Me pareció que por la trascendencia intelectual e importancia histórica del personaje, confinarlo a un “nombre” sería como enjaularlo.
-
Creo que lo único de “religioso” que hay en esa historia, es producto de las desviaciones al interpretar el texto original.
-
Mi primer impulso fue el de escribir un ensayo, pero mi falta de aval académico me llevó a desechar la idea.
-
Publiqué en formato digital porque era el único medio accesible a mis posibilidades.
-
Más de la mitad de los lectores accedieron a la novela desde Amazon de España.
Sigue al autor en su Web y Twitter
Por: Alberto Berenguer Twitter: @tukoberenguer
Debuta en el mundo de las letras con El Legado del Sofer –La identidad de Dios–. En una primera impresión suele destacar el título del libro. ¿Podría explicar el significado de “Sofer”?
“Sofer” es una palabra hebrea que actualmente significa “Escriba” y que se aplica a los transcriptores de la Torah. Aunque, como sucede con muchas palabras, el tiempo fue “mutando” su significado. Hace unos 3.500 años significaba “Contador”, tanto en el sentido actual de la palabra, relacionado con la “contabilidad”, como en el sentido de “contador de historias”. Considerando que los primeros registros de escritura fonética están asociados a “inventarios” militares y comerciales, esto no resulta extraño.
Continuamos con su opera prima El Legado del Sofer. Los lectores encontrarán referencias históricas y personajes reales como Isaac ben Sid “Rabiçag”, uno de los traductores de la Escuela de Toledo y fuente de conocimiento del rey Alfonso X “El Sabio”. ¿Qué otros personajes reales destacaría?
El erudito Rabiçag y Yehuda ben Moshe (conocido en Castilla como Mosca el Coheneso), son personajes históricos que rescato como tributo a sus valiosas contribuciones culturales, sin embargo, el “personaje histórico” más destacable en la novela es, sin duda, es el propio Dios. YHWH (Yahveh o Jehovah, según la traducción) se muestra en la trama no como un ser divino, sino como un ser humano de inteligencia superior, que lidera la liberación del pueblo hebreo y que, no sólo sienta las bases de un Estado, sino que establece reglas de convivencia y de vida, con el fin de encaminar la “evolución” de la especie. No en vano “YHWH” significa, literalmente “el que llegaré a ser”, aunque se ha traducido como “Dios” en la Biblia (“Theos” en la Septuaginta griega).
El protagonista principal, un muchacho desconocedor de su futura trascendencia para el pueblo hebreo, narra la novela en primera persona. Pero, ¿por qué decidió prescindir del nombre al personaje principal?
En realidad, la trascendencia del personaje no se limita al pueblo hebreo. Todas las religiones monoteístas de Occidente y Oriente Medio se basan en el mismo libro. El Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia) y la Torah judía, son el mismo libro, que es también aceptado por el Islam como texto sagrado, aunque el Islam acusa a Judíos y Cristianos de “tahrif”, que significa “distorsión” o “corrupción”.
En cuanto a la omisión del nombre del personaje, ha sido deliberada. El nombre de un individuo es una necesidad “legal” y práctica. Pero yo no “soy” Álvaro Díaz, yo “me llamo” Álvaro Díaz. Lo que soy lo determinan mis acciones y mis capacidades, no mi nombre. Tenemos la enorme fortuna de hablar un idioma asombrosamente bello y rico, en el que “ser” y “estar” están claramente diferenciados. Me pareció que por la trascendencia intelectual e importancia histórica del personaje, confinarlo a un “nombre” sería como enjaularlo. Preferí que en cada contexto y con cada interlocutor se le nombrara como fuera apropiado.
Su novela está ambientada en una historia religiosa y cultural como es el Éxodo, y en ella refleja la salida de la esclavitud de Egipto y la huida del pueblo de Israel. ¿Qué le atrae de esta época?
Creo que lo único de “religioso” que hay en esa historia, es producto de las desviaciones al interpretar el texto original. Las tendencias “idólatras” de un pueblo sometido, durante muchas generaciones, por un imperio que concedía a su emperador un carácter divino. En cuanto a la época, y en particular a los acontecimientos que se describen en los textos sagrados, lo que sin duda me atrae es que han sentado las bases de la sociedad en la que todavía vivimos. Los “mandamientos”, por ejemplo, siguen siendo hoy (3.500 años después) la plataforma de los códigos penales y de las reglas de convivencia. ¡Qué lástima que otros conceptos se han olvidado!
El “Jubileo”, por ejemplo, es una forma de propiedad revolucionaria, que impide la excesiva acumulación de riquezas, pero aunque el concepto fue dictado por el propio YHWH y consta en los textos sagrados, al no ser “conveniente” para quienes ostentan el poder entre los hombres, ha quedado olvidado. Apenas una anécdota entre los mandamientos de Dios.
La Biblia es el libro más leído, más vendido y más traducido del mundo. ¿Le motivó esta cuestión para enfocar su opera prima?
En realidad no. Comencé a estudiar los textos sagrados originales motivado por la curiosidad. La formación de un Estado a partir de un pueblo errante, sin tierra, siempre me pareció un desafío monumental. Para mi sorpresa, lo que comencé a leer como si se tratara de un texto religioso, poco a poco se fue convirtiendo en un maravilloso tratado de antropología, filología, historia y política. Mi primer impulso fue el de escribir un ensayo, pero mi falta de aval académico me llevó a desechar la idea. Soy autodidacta y no había publicado nada. ¿Quién prestaría atención a mi texto? Así que opté por refugiarme en la ficción. Una novela no requiere de avales académicos. Mantuve apenas la dignidad al no hacer una obra “comercial”, concebida desde el principio para “vender”. Resguardé en todo lo que me fue posible el respeto por el lector.
¿Por qué define El Legado del Sofer como un “anti-thriller”?
Creo que el “arte” y el “entretenimiento” deben estar separados en la literatura. Así como en las artes plásticas, una obra maestra y un objeto decorativo no son lo mismo. Deliberadamente intenté que cualquier elemento propio de una película de acción (de esas de Hollywood) fuera excluido de mi novela. Ni asesinatos, ni persecuciones por las calles París, ni intrigas innecesarias. Tenía un buen tema, profundo y trascendente, no podía robarle el protagonismo con liviandades y alienaciones. Pretendí que la “acción” se desarrollara a nivel intelectual, apelando a la capacidad de reflexión del lector, mostrando la realidad cotidiana desde un punto de vista diferente, induciendo con ello a volver a razonar las “verdades” ya aceptadas como tales. No conozco el nombre del género para este tipo de novelas, así que por encontrarse en las antípodas del “thriller” tradicional, me pareció que anti-thriller era una clasificación adecuada.
¿Piensa que ha innovado, como muchos lectores piensan, en un género muy recurrente con su original manuscrito?
Me sorprende, me alegra y me emociona que algún lector piense que he sido innovador. Yo no lo creo. Muchos autores han apelado a la inteligencia del lector, y creo que con más éxito que yo. La novela es diferente a lo que se está escribiendo en la actualidad, eso es cierto. En estos días, la mayoría de los escritores piensan en cuánto pueden vender, aún antes de empezar a escribir. En mi caso fue diferente, tenía algo que decir y esa fue toda la motivación. Aunque no niego que tengo el anhelo de poder “vivir” de la literatura. Pero por ahora es un sueño delirante. Si hay algo “innovador” en mi novela, ojalá merezca trascender. Porque hay innovaciones que es mejor archivarlas en el olvido.
Comentó en una ocasión en su web que “la categoría de escritor solo la otorgan los lectores”. Ante más de 300 descargas en solo una semana, ¿se considera escritor?
En cuanto a considerarse escritor, creo que hay que considerar dos diferentes criterios. En primer lugar, secretamente, en su intimidad, todos los que escribimos nos consideramos “escritores”. Si no creyéramos que nuestra obra “merecía ser escrita”, creo que no la hubiésemos plasmado en el papel. Hay otro punto de vista, más trascendente, que depende de factores externos al autor. Ser leído no es suficiente, yo he leído muchas cosas absolutamente olvidables, de gente que incurriría en un fraude si se hiciera llamar “escritor”. Para que los lectores te hagan acreedor a ese título, hace falta dejar huella. Los lectores te hacen “escritor” cuando tu obra los marca y persiste en ellos de alguna manera. Construimos nuestra “alma” en la interacción con los demás: una sonrisa, una mirada, la frase necesaria en el momento preciso… Un escritor tiene que “marcar” al lector, hacer que la vida del lector no sea la misma después de su obra. Desde ese punto de vista, no me consta que yo sea un escritor. Las 308 descargas en 5 días me dan esperanza.
Y, ¿ha sido prolongado este respaldo?
No, para nada. Confieso que tras esos primeros cinco días de promoción, llegué a considerar que vivir de la literatura era posible, pero parece que me equivoqué. Desde que terminó la promoción gratuita se han vendido 18 ejemplares en 45 días. No alcanza ni para los lápices.
Ante ese hecho, ¿se ha planteado ofertarla de nuevo gratuitamente para darse a conocer?
Amazon permite 5 días de promoción cada 3 meses. Bajar el precio sería desagradable para los que pagaron. Aún así, no lo descarto.
Todo escritor recuerda cierta crítica, anécdota u opinión que queda sellada en su memoria. ¿Cuál destacaría usted?
Mi novela se publicó hace apenas dos meses y, por tratarse de una edición independiente no ha sido promovida adecuadamente, sin embargo tengo un aprecio especial por la reseña de Miriam (Twitter: @ExtremeDamage ) en su blog («Blog on the Run»), no solamente porque fue la primera en reseñar el libro, sino por la valoración que hizo de la novela.
Decidió publicar El Legado del Sofer en formato digital para conocer directamente la acogida entre los lectores. Pero, ¿se planteó llamar a la puerta del sector editorial uruguayo?
Yo nací en Montevideo pero hace más de trece años que resido en México. La verdad es que no publiqué en formato digital para conocer la “acogida” de los lectores. Lo hice porque era el único medio accesible a mis posibilidades. Antes de publicar, envié la novela a un concurso de una prestigiosa editorial, pero antes del fallo me percaté de algunas cosas: Para el concurso se habían recibido más de 900 obras para ser evaluadas por 5 “jueces” en menos de dos meses. Los jueces andaban de giras, promocionando sus propias obras, así que me puse a hacer cuentas. 900 obras entre 5 jueces… eran 180 novelas para cada uno, para leer en 45 días, es decir 4 novelas diarias. Sin considerar que tenían mucho de su tiempo ocupado en sus propias tareas. Físicamente era imposible. Algo no estaba bien con eso. Consulté el tema con mi esposa, le expliqué mi parecer y optamos por publicar en formato electrónico. La única opción disponible para quien no tiene dinero ni el apoyo editorial.
Montevideo es la Capital Iberoamericana de la Cultura 2013, por ello es la segunda vez que la Unión de Ciudades Capitales de Iberoamérica otorga esta distinción a la capital uruguaya. Con respecto a otros países de Sudamérica, ¿cree que el libro electrónico está muy presente en su país natal? ¿Qué ha significado, para usted, este nuevo formato?
Uruguay en particular, es un país cuya población tiene buen acceso a Internet, además de una particular propensión a la lectura (al menos así lo recuerdo). El libro electrónico es el futuro del libro. Al igual que la música evolucionó de los LP al cassette, luego al CD y ahora, a los soportes electrónicos, la literatura evolucionará en el mismo sentido. ¿Quién puede resistirse a la maravilla de llevar una biblioteca completa en el bolsillo, o en el portafolio? Además, por una cuestión de costos y de inquietudes culturales, el libro electrónico se constituirá en el medio de difusión literaria por excelencia. No creo, sin embargo, que el libro de papel desaparezca. Siempre habremos “retrógrados” seducidos por el tacto o el aroma de un libro, pero acabará siendo un artículo de lujo, como las maderas nobles o las Victrolas.
Y, ¿dónde está teniendo un mayor apoyo por parte de los lectores?
No tengo datos específicos de cuántas descargas se hicieron desde Uruguay, pero el libro fue mejor acogido en España. Más de la mitad de los lectores accedieron a la novela desde Amazon de España.
Casi todos los escritores son buenos lectores. ¿También es su caso? ¿Qué tipo de libros le atrapan? ¿Recomendaría algún libro uruguayo?
Actualmente no soy un buen lector, lo fui hasta hace algunos años, pero para poder escribir sin sentir que incurría en el plagio, tuve que dejar de leer por un tiempo. Me pasaba como a los que cantan imitando a su cantante favorito… tenía que encontrar mi propio estilo, mi tonada.
Mis gustos literarios son variados, Faulkner, Umberto Eco, Ortega y Gasset, Kafka, por nombrar algunos. Entre los uruguayos destaco a Juan Carlos Onetti, Herrera y Reissig, Delmira Agustini, Idea Villariño, Carlo Reyles, Benedetti, Horacio Quiroga… en fin, por suerte son muchos y todos ellos destacables.
Concluimos interesándonos por sus próximos proyectos literarios, ¿está ya centrado en una nueva historia?
Si, estoy escribiendo una novela sobre un médico, ex militar, que se ve a sí mismo como un “traficante con licencia”, que cuestiona el “poder” que le otorga su título, ya que hasta el nacimiento y la muerte de las personas, para ser “reales” y válidos ante la sociedad, dependen de su certificación. Aunque se centra en el tratamiento de problemas sociales, en esta nueva novela estoy prestando mayor atención a la estética de la prosa. No sé cuando la terminaré. Me llega de a poco y de a poco la escribo.
Agradecemos a Miriam @ExtremeDamage por recomendarnos a Álvaro Díaz
Publicado el junio 13, 2013 en América, Entrevistas, escritores, Inicio, México, Uruguay. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.
Des de http://www.bukus.com creemos fervientemente en este escritor que nos ha cautivado con su obra