Reseña: ‘La Sacudida’, de Fernando Goitia
El periodista debuta en la literatura con una novela perfectamente documentada y narrada que, pese a la dureza de la trama, resalta el valor de la amistad por encima de todo
Por: Alberto Berenguer Twitter: @tukoberenguer

Portada de la novela
La primera novela de Fernando Goitia, La Sacudida, surge tras releer uno sus propios reportajes sobre el huracán Mitch –reportaje que, por cierto, fue galardonado con el Premio Iberoamericano de Periodismo Fernando Lázaro Carreter en el año 2000–. Por tanto, estamos ante una novela muy realista, basada en los estragos que el huracán provocó principalmente en Nicaragua y Honduras.
Ese arduo trabajo periodístico del autor bilbaíno lo vemos reflejado en la novela, al narrarnos magistralmente el paisaje forjado por la brutalidad del Mitch. Sin duda alguna, Fernando Goitia ha conseguido convertir las imágenes que el huracán dejó agazapadas en su cerebro en palabras.
Esta catástrofe natural supone el comienzo de una bonita y verdadera amistad entre los protagonistas: Miguel Goikoetxea y Julio García Baltodano. El primero, un periodista vasco que acude al lugar de la tragedia para realizar un reportaje. Entre el lodo, logra desenterrar al segundo, un ex-guerrillero que busca dar el último golpe en Posoltega para darles una mejor vida a su mujer y a sus dos niñas. Pero el Mitch logra cebarse antes con ellas…
La historia está perfectamente narrada en primera persona por cada protagonista, es decir, son Miguel y Julio quienes, de manera intercalada durante 24 capítulos, nos relatan su propia historia. De modo que, por momentos, seremos partícipes de una misma historia contada desde dos perspectivas distintas: «El día que salvé la vida a Julio García Baltodano el suelo tembló de madrugada. No fue un terremoto…», así inicia Miguel su propio relato. «Yo soy Julio García Baltodano. Ese es mi nombre, mi verdadero nombre. Quiero dejarlo claro antes de proceder a contarlo todo…», comienza relatándonos Julio.
A lo largo de las 366 páginas que componen La Sacudida, el lector irá conociendo poco a poco a ambos protagonistas, sus vidas pasadas –presentadas mediante numerosos flashbacks– y logrará entender el porqué de sus comportamientos.
El personaje de Miguel tiene varios aspectos en común con el propio autor. No sólo son periodistas que relataron los estragos que el huracán Mitch causó en Centroamérica, sino que además, ambos nacieron en Bilbao y vivieron durante un tiempo en Río de Janeiro y en Nicaragua. –Tal parece que Fernando Goitia se fijó en sí mismo para caracterizar a uno de sus personajes principales o tal vez resulta ser una autobiografía camuflada… ¡Quién sabe!–.
La sacudida está catalogada como “un thriller en el ojo del huracán”. Sin embargo, y a pesar de los crímenes que tienen lugar durante la obra, no la considero como tal. Sí, es verdad, tiene aspectos que la identifican: crímenes, secretos, identidades falsas, mentiras, verdades a medias… pero no es el típico thriller cargado de suspense e intriga. Más bien es un libro muy personal en donde los protagonistas no huirán únicamente de la Ley, sino que tendrán un perseguidor mucho peor: la propia conciencia y el sentimiento de culpa que no les dejará conciliar el sueño.
Como aspectos negativos destacaría especialmente dos:
- El uso reiterado de localismos propios de la forma de hablar nicaragüense. En un primer momento, me resultó un punto favorable al dotar de naturalidad al personaje de Julio y, por ende, credibilidad a la novela. Sin embargo, el libro está –a mi parecer– demasiado saturado de estas palabras tan propias de Nicaragua que para un español –como yo– ralentiza la lectura al tener que buscar o deducir el significado de algunas palabras: chele, verga, maje, cochón… A mitad de libro ‘terminás’ por acostumbrarte.
- Descripciones excesivamente detalladas que resultan irrelevantes para el devenir de la novela. Hay momentos en donde la descripción del paisaje es más que necesaria (mostrar la devastación producida por el huracán Mitch). En cambio, narrar minuciosamente la disposición de una casa o los objetos que hay en cada una de las habitaciones provoca cierto desinterés en el lector de proseguir con la lectura.
A pesar de su habla característica, el personaje de Julio ha sido el que más me ha gustado, pues sufre una evolución mucho más significativa que el personaje de Miguel. En cuanto a los personajes secundarios, me llamó especialmente la atención el personaje de Latania como mujer guerrera y ‘libre’, tan poco utilizado en la literatura.
El final de La sacudida queda cerrado, aunque no del todo. La historia principal queda bien concluida, es verdad, pero con algún frente secundario abierto, nada importante. Digamos que el autor deja la puerta algo entreabierta, a la imaginación del lector para ciertos detalles.
En resumidas cuentas, La Sacudida es un libro que, pese a la dureza de la trama, resalta el valor de la amistad y la lealtad por encima de todo. Una novela perfectamente documentada y narrada, digna de ser leída y con unas últimas páginas cargadas de intensidad e intriga. Al final, dejando a un lado los localismos, terminó gustándome más de lo que me esperaba en un principio.
Publicado el noviembre 14, 2016 en Inicio, Reseñas, Reseñas DLO y etiquetado en Bilbao, ediciones b, ex-guerrilleros, Fernando Goitia, Huracán Mitch, La sacudida, Latinoamerica, Nicaragua, Río de Janeiro, Reportajes, thriller. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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