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Laura Sala nos presenta ‘Tara’, una historia de defectos.

La autora se reconoce en un estilo onírico e intimista, como el de su referente Tim Burton

carena

Fuente: Ediciones Carena

Para que el público tenga esta información de primera mano, ¿cuál es la sinopsis de Tara?Una historia de defectos. Un viaje que no termina. Unas cenizas que no encuentran reposo. Una pareja que se cuestiona. Una casa colgada en un acantilado. Unos personajes imperfectos. El abandono. Una huida al pasado. Un coger las riendas de la propia vida. Un no saber hacerlo. Una separación. El amor. Un lugar donde quedarse.

¿Qué es la vida sino una gran tara? ¿Cómo se enfrenta uno al miedo? ¿Y al perdón? ¿Cuánto queremos? ¿Cómo queremos? Estas son algunas de las preguntas que intenta responderse la protagonista de esta historia, en un viaje que la llevará a dejar a su pareja en una casa medio abandonada, repleta de taras, obligándola a cuestionar las suyas propias, las de su entorno y las de su relación. ¿Qué somos sino una suma de nuestras taras? Ellas nos forman y de ellas queremos desprendernos a cada momento, aunque no lo consigamos.

Lo primero que llama la atención al conocer su obra es el título. Se trata de una palabra ambigua que, sin conocer la temática, puede interpretarse de varias formas. ¿Qué le llevó a elegir este título? ¿Barajó otras opciones?
El título lo tuve claro antes de empezar a escribir nada, porque realmente quería escribir de las taras, las taras entendidas como defectos, como imperfecciones, como algo muy personal que aflora de repente. Lo he llevado al terreno psicológico, pero también he creado personajes con taras físicas porque toda tara tiene un punto de molestia, de incomodidad, y en ese ámbito me quería poner. En el del dedo en la llaga.

¿Cómo fue el proceso de creación? ¿Hubo grandes parones?
Mi proceso de creación fue muy rápido, demasiado diría. El premio exigía terminar la novela en 6 meses y al final acabó incluso siendo antes por temas de imprenta y demás. Así que diría que en unos 5 meses la terminé. Fue difícil, sí. Y hubo parones creativos, y crisis, y el no saber si iba bien, pero el secreto siempre está en seguir y luego ya veremos. Al final, se trata de una obra muy personal escrita con total libertad, con un poco de presión por la fecha de entrega, pero eso también te obliga a avanzar, a no divagar, a seguir aunque haya dudas.

Hablamos ahora de su estilo literario. ¿Cómo lo definiría usted? ¿Quiénes son sus referentes literarios?
Mi estilo diría que es un poco poético, onírico, realista, irónico también. Hay un poco de mezcla porque para hablar de temas que duelen o recurres a la poesía y a la ironía o cuesta. Mis referentes son muchos, y no solo literarios, creo que hay mucha imagen en mi cabeza. La imaginación de Miyazaki, el universo de Tim Burton, lo surrealista de Michel Gondry, lo cotidiano de Woody Allen, todo mezclado me parece explosivo. Y luego literario pues Amélie Nothomb me gusta mucho su ironía, Patti Smith, su proximidad, los cuentos de Chéjov tan bien construidos, Szymbroska, una de mis poetas preferidas, Ginzburg también… en fin, tanto…

También es llamativo que defina los personajes como imperfectos. ¿Quiénes fueron sus modelos para crearlos? ¿Algún conocido suyo se reconocerá en un personaje?
Bueno es lo que te comentaba, que tara ya es una imperfección y en el fondo qué somos todos sino las sumas de nuestras taras? Mis modelos, la vida misma y claro que hay referentes cercanos, ni todo es ficción ni todo es realidad, pero en este caso hay mucha intimidad, sí. Lee el resto de esta entrada