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Alexander Weinberg: “La autoedición es una herramienta para salir al mundo”

En esta ocasión vuelve el escritor Alexander Weinber con su nueva novela Norrington, que consigue intrigar y engañar al lector

Por: Alberto Berenguer       Twitter: @tukoberenguer

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El escritor Alexander Weinberg

Hace dos años pasó por De lectura obligada para promocionar su segunda novela, Las manos de la venganza. Aunque la crítica fue buena, en aquellos momentos se encontraba en un proceso de conseguir la respuesta que esperaba por parte de los lectores. ¿Cómo valoraría el alcance de la novela en estos últimos años?
Aunque no corren buenos tiempos para la literatura (tampoco para la cultura, en general), considero que Las manos de la venganza tuvo una muy buena acogida, a pesar de que, a mi juicio, no fue explotada lo suficiente. En cualquier caso, los lectores que me hicieron llegar sus críticas y reseñas coincidieron en una evolución positiva en cuanto a mi estilo narrativo y en cuanto al desarrollo de los personajes y de la trama, lo cual es como una “palmadita en la espalda” para tratar de seguir en la brecha.

Las manos de la venganza será reeditada próximamente, también de modo independiente, con un estilo más personal, una nueva portada y tratando de subsanar aquellos errores que, en la publicación tradicional a través de la editorial, “se colaron” en la edición. Se dice que “no hay libro sin errata”, sin embargo, desearía que de éstas últimas hubiese cuantas menos, mejor.

¿Qué supuso para usted la publicación de esa historia?
La publicación de Las manos de la venganza fue, de algún modo, mi “consagración” como escritor; la manera de creerme que, efectivamente, estaba inmerso en el universo de la literatura y que era “uno más del gremio”. Asimismo, también supuso un “empujoncito” para seguir creando historias.

En esta ocasión, cierra una etapa con la Editorial Alentia para apostar por la autoedición con su nuevo libro, Norrington. ¿Por qué tomó esta decisión?
Los contratos editoriales, al igual que las historias de amor, a veces no terminan con un “y fueron felices para siempre”. Así fue el caso en esta ocasión. A medida que pasaba el tiempo, la editorial y yo nos encontrábamos en puntos más distantes en cuanto a la manera de explotar mis obras, de modo que creo que fue la mejor decisión para ambas partes. Evidentemente, mi agradecimiento a Alentia es y será eterno, pues ellos me dieron la posibilidad de verme publicado (lo cual, cuando sucede por primera vez, otorga una sensación increíble), al igual que hacia mi editor, con el que, a día de hoy, sigo manteniendo una buena amistad. Lee el resto de esta entrada