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‘El lector de novela bélica es muy exigente con los datos’

El escritor Daniel Ortega nos habla de su obra literaria, ambientada -en su mayoría- en la II Guerra Mundial

GAG

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Fuente: Daniel Ortega

Usted habla de transmitir sus propias sensaciones a los lectores como motor de su proceso creativo. ¿Cómo se consigue eso?
Creo que transmitir las propias sensaciones a los lectores es un tema complejo. Muchos escriben, pero no todo el mundo que cuenta una historia es capaz de transmitir emociones a quien sostiene el libro entre sus manos. Me considero un ávido lector, y siempre que me sumerjo de lleno en una obra literaria busco que el texto me haga vibrar, que me emociones, que me haga sufrir o esbozar una sonrisa. Por ello, intento que todo cuanto he absorbido en el proceso de documentación de mis obras (viajes, entrevistas, sesiones de búsqueda de información en archivos y manuales, etc.), llegue de algún modo al lector. Narrar historias en primera persona ayuda a ello, pues el lector pasa a ser automáticamente el protagonista de la obra y, desde las primeras páginas, se halla inmerso en sus experiencias. Cuando lo que cuentas lo haces empleando un narrador externo (o la tercera persona), me gusta que los personajes los adapte a sus expectativas el lector, pero también que los escenarios donde transcurre el hilo argumental sea también un protagonista más. El nivel de detalle, los sentimientos, la evolución de los personajes a lo largo de las páginas, son ingredientes esenciales para conseguir lo que me preguntas.

Su primer libro fue Berlín 1945: Mi diario de un infierno (2013), y tras ello hubo un paréntesis de 3 años en los cuales publicó otras novelas. ¿A qué se debió ese paréntesis?
En concreto el paréntesis solamente se produjo en la salida al mercado de la segunda parte de Berlín 1945 (Berlín 1945: Mis últimos días en el Tercer Reich). El proceso de documentación y planificación para redactar esta obra fue extenso y requirió un esfuerzo titánico. Aunque la línea argumental la tenía clara y esbozada, encajar todas las piezas de esta historia no fue sencillo. Quería que fuese una novela histórica de referencia para quienes están acostumbrados a leer este tipo de libros. Este nicho de mercado es muy exigente con lo que lee, no pueden existir errores ni datos que “cojeen” en los libros. Aunque mis obras sean novelas, siempre busco, además de entretener y emocionar, la vertiente divulgativa. La Historia también se puede hacer llegar a través de este género, si bien, a veces, con meras pinceladas para que luego el lector profundice por su cuenta en algún manual, en otras ocasiones me gusta detallar al milímetro cuestiones técnicas del armamento de la época, la forma de comportarse o hablar de los soldados, los vehículos empleados, etc.

En 2014 vieron la luz dos proyectos literarios totalmente distintos. El primero de ellos fue Vuelve conmigo. La historia de un viaje sin retorno (Editorial Dossoles), que versa sobre Isabel, una heroína atípica dentro de un mundo en guerra. En esta historia trato la experiencia real de esta mujer durante nuestra Guerra Civil (1936-1939), ambientada en el medio rural en su mayoría y en el sector “nacional”. Sin duda, un libro capaz de emocionar a quien lo lea, ya que hacer llegar al público este tipo de historias con personajes reales y situaciones reales le concede un plus de drama y realismo respecto a otras novelas. Otro título que fue publicado ese mismo año fue “Renegados de la Wehrmacht” (Afronta Editorial). Este libro, que narra las aventuras de un inimitable elenco de personajes durante la Segunda Guerra Mundial, pretende divertir, entretener y, a veces, hacérselas pasar canutas al lector. En 2017 vio su continuación con Burdel SS (Afronta Editorial); con más acción, situaciones arriesgadas, drama, la brutalidad del frente ruso, e incluso con una pizca de romance. Renegados de la Wehrmacht es un tributo que hago a esa literatura (demasiado olvidada a veces) que tanta repercusión tuvo en la década de los 60’s y 70’s, e incluso 80’s. Era un género, el bélico, respetado y del que millares de lectores disfrutaban en demasía. Hablo de un género que aglutinó a grandes autores como Sven Hassel, Karl von Vereiter (alias de Enrique Sánchez Pascual), Willi Heinrich, Remarque, Web Griffin o, entre otros muchos, James Jones. La lista es muy extensa y la obra de estos escritores, en algunos casos, muy prolífica y de calidad. Esta saga continuará con “Ofensiva Panzer” y, espero, muchos títulos más.

En Berlín 1945 se aborda el final de la segunda guerra mundial, pero desde una perspectiva poco abordada en novelas: el bando alemán como protagonista. ¿A qué cree que se debe esa falta de diversidad en la literatura bélica?
En primer lugar, añadir que, efectivamente, el bando alemán como protagonista, con datos sobre la mesa, es el que menos títulos tiene en el mercado. Insisto, los datos de publicaciones dentro del género bélico están a disposición de cualquiera y, seguro, quien los consulte se llevará más de una sorpresa. Ambas guerras mundiales cuentan con las potencias aliadas como vencedoras (Rusia, Inglaterra, Francia y Estados Unidos). Son innumerables los testimonios que han quedado plasmados en el papel de combatientes que lucharon al servicio de estos países. También las obras literarias (amén de películas y documentales) inundaron, inundan e inundarán el mercado. La cuestión es bien sencilla, puede sonar un tanto extraño, pero es así: ellos fueron los países ganadores y su historia es la que mayor repercusión tiene. Los vencidos, como siempre, pasan a un segundo término. En el caso de las naciones derrotadas en sendas contiendas mundiales, con Alemania como mayor exponente, también cuentan con numerosos autores que narran historias (reales o ficticias) de quienes participaron en las guerras más salvajes que ha conocido la humanidad.
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